jueves, 1 de noviembre de 2018

Punto medular para leer el Zaratustra


“…Zaratustra está transformado, Zaratustra se ha convertido en un niño, Zaratustra es un despierto: ¿qué quieres hacer ahora entre los que duermen?...” dijo el santo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

La «razón» en la filosofia


 
1



¿Cuál es la idiosincrasia de los filósofos, preguntáis?...
Su falta de sentido histórico, por ejemplo; su odio hacia cualquier representación del devenir, su «egiptismo».
Creen hacerle un favor a algo cuando lo sacan de la historia, sub specie aeterni, cuando hacen de ese algo una momia.
Todo lo que los filósofos desde siglos han manejado no es más que conceptos-momia.
Nada realmente vivo sale de sus manos.
Sólo matan y disecan; esos idólatras del concepto, cuando adoran, son un peligro para la vida de todas las cosas.
La muerte, el cambio, la vejez, como el alumbramiento y el crecimiento, son para ellos objeciones, o más bien refutaciones.
Lo que es, no será, lo que será, no es... Ahora bien: todos creen, y con desesperación, en el ser.
Pero como no se lo pueden apropiar, buscan las razones de por qué se les escapa. «Debe de haber un espejismo, un engaño, que nos impide percibir el ser: ¿dónde se esconde el engañador?» «Ya lo tenemos», gritan contentos: «es la sensualidad».
Los sentidos -tan inmorales- nos engañan acerca del verdadero mundo; en consecuencia, hay que desembarazarse del testimonio de los sentidos, del devenir, de la historia, de la mentira (la historia no es sino la creencia en los sentidos, la creencia en la mentira).
Hay que decir que no a todo aquello en que nos hacen creer los sentidos, negar hasta la última partícula de nuestra humanidad, nuestra bajeza de «hombre común».
Ser filósofo equivale a ser momia, defender el monótono-teismo con una mímica de enterradores.
Y acabar antes que nada con el cuerpo, esa idea fija de los sentidos, tan digno de lástima, cargado con todos los errores de la lógica, refutado, imposible, aunque tan insolente como para atreverse a existir.

Del Ocaso de los ídolos de F. Nietzsche

viernes, 20 de julio de 2012

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula VIII

Expulsión de Eva y Adán del Paraíso de William Blake

La moral como límite de libertad:
Las reglas morales son cosas que le decimos a los demás que no pueden hacer, aunque a veces digamos que es por su propio bien, "utilizamos la moralidad como un método para limitar la conducta de los demás".
Tenemos un sistema muy elaborado para determinar lo que es malo, se trata del sistema de juicio moral. Pero lo verdaderamente importante es que también hay muchos otros sistemas en el cerebro que guían el comportamiento. A todos nos gustan hacer muchas cosas diferentes, incluso si hemos declarado previamente al mundo que pensamos que esas cosas son malas, y que se debería castigar a quienes las hacen. Lo que se obtiene entonces son incoherencias en las posturas morales que se deben a que vamos por el mundo usando nuestros sistemas de juicio moral para imponer coerción y evitar que otras personas hagan ciertas cosas, mientras que nuestros sistemas conductuales nos llevan a hacer exactamente esas cosas para alcanzar nuestras metas. Por lo que propone Robert Kurzban que la hipocresía esta por todas partes, fruto de la propia naturaleza humana que consiste en una mezcla de partes distintas.
La respuesta a la pregunta más fácil "por qué todos los demás son hipócritas" forma parte de la respuesta a la cuestión más difícil, que es por qué la mente es tan inteligente. Y ambas preguntan están relacionadas con la composición de todos los sistemas mentales diferentes. Y la última pregunta es por qué tendemos a pensar que todos los demás son hipócritas pero que nosotros no lo somos. Pues tan pronto como percibimos una incoherencia en nuestro propio comportamiento, corremos el riesgo de que otras personas también lo noten. Por lo que la mejor forma de evitar que nos identifiquen como alguien con comportamiento incoherente es que uno mismo no lo note, para impedir que se filtre la verdad al comunicarnos con quienes nos rodean. Y esto genera una asimetría muy particular: si bien somos muy rápidos para detectar las incoherencias en los demás, estamos diseñados para no detectar nuestras propias incoherencias. Y por eso pensamos que todos los demás son hipócritas.
Robert Kurzban aboga por la idea de que, si queremos entender lo que hace la mente, deberíamos plantearnos para qué sirven los distintos componentes. Y la respuesta a esa pregunta consistirá en pensar en los humanos como cualquier otra criatura evolucionada, no especial, pero sí distinta a nuestra manera, con lenguaje y tradiciones culturales... pero habrá partes de nuestro cerebro cuyas funciones puedan entenderse en el contexto de la evolución por selección natural, y se trata de un principio importante que debe guiarnos al hacer psicología.
El libro de Robert Kurzban Por qué todos los demás son hipócritas: Evolución y mente modular (Why Everyone (Else) is a Hypocrite: Evolution and the Modular Mind), en el idioma inglés y de la editorial Princeton University Press (encuadernación en tapa dura con 274 páginas) se puede comprar aproximadamente a un precio de 17.60 € en tienda online de libros. El libro de Robert Kurzban nos muestra que la clave para entender nuestras incoherencias del comportamiento radica en la comprensión del diseño de la mente. Ayuda a explicar el autoengaño, autocontrol, autoestima... desde una perspectiva evolutiva.
 
A continuación podemos ver el vídeo de Redes 119: El lenguaje está diseñado para confundirnos. Donde Eduardo Punset entrevista a Robert Kurzban en un acontecimiento de la Ciudad de las Ideas en la localidad de Puebla, en México, para hablar en este capítulo de Redes sobre cómo funciona la mente humana. Eduard Punset nos da a conocer que lingüistas como Noam Chomsky y psicólogos como Steven Pinker y ahora también Robert Kurzban han constatado que el lenguaje puede servir para entenderse pero sobre todo esta diseñado para confundirnos. Muchos de los sistemas modulares de la mente están diseñados para manipular lo que piensan los demás y lograr con ello una ventaja. Llegando a la conclusión que a la evolución no le importa que sepamos la verdad de las cosas, el objetivo con el que se ha diseñado nuestra mente es sobrevivir y dejar descendencia por ello la estructura modular de la mente explica por qué la gente se equivoca y es contradictoria.
Los textos desde la publicación III hasta la VIII fueron tomados de esta dirección:

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula VII


El autocontrol:
Como hay distintas partes que actúan en el cerebro algunas nos instarán a obtener una recompensa inmediata y otras lo reprimirán, por lo que gran parte del proceso de toma de decisiones se puede entender como la tensión entre los módulos impacientes (los sistemas de recompensa tipo lo quiero y lo quiero ahora) y los módulos más pacientes. Todo esto tiene realmente consecuencias importantes, si puedes postergar la gratificación durante un tiempo, evitar fumar un cigarro o no beber la tercera o quinta copa de alcohol, entonces lograrás mejores resultados a largo plazo que si no... Esta tensión entre la paciencia y la impaciencia que se produce en nuestra mente tiene una gran importancia en nuestra vida cotidiana.


Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula VI


El engaño y el autoengaño.
Lo que nos dice Robert Kurzban del engaño es que los humanos somos criaturas evolucionadas, como cualquier otra especie del planeta, y la evolución es un proceso competitivo. Sería chocante si los humanos no intentáramos engañarnos los unos a los otros, porque al fin y al cabo hemos evolucionado para competir con los que nos rodean. En parte, la competitividad se basa en intentar convencer a los demás de cosas que no son ciertas. El engaño forma parte del tejido constitutivo no solamente de las interacciones humanas, sino también de las que imperan entre el resto de animales. Algunos peces abisales tienen una pequeña parte de su anatomía que agitan como si fuera un pequeño gusano ante su cara, y eso atrae al resto de pececitos, que piensan "allí hay comida" y, en cuanto se acercan, son devorados. Por tanto, el engaño forma parte integral de lo que supone ser el producto de la evolución...
El autoengaño: albergar creencias falsas puede ser útil para convencer a los demás sobre algo que queremos que crean, o puede volverse una ventaja si logramos que la otra persona crea algo así. Se suele pensar que se es mejor profesor de lo que se es, más guapo de lo que se es... ¿soy yo que me engaño a mí mismo? ¿O solamente soy yo equivocándome de un modo interesante?
La mente tiene varios módulos y muchos de ellos no comparten información, pero ¿se trata de un defecto o somos imperfecto por naturaleza?. Robert Kurzban explica que la evolución nos moldeó de manera tal que funcionamos mejor si algunos módulos de nuestra mente no se enteran de lo que otros módulos están haciendo. Algunos módulos son más eficientes si tienen información equivocada de la realidad. Solemos pensar que somos mejores profesores que la media, que somos más guapos o los mejores conductores de la carretera (incluso los que van al hospital por haber causado un accidente se creen mejores al volante que los demás)... (veremos en el vídeo del final el ejemplo donde no sabemos reconocernos entre varias fotos manipuladas digitalmente, de una foto se sacan copias de la imagen con alteraciones sutiles, algunas para que parezca mas fea la imagen y otras más bonita, después se pide cual es la foto sin retoques y casi nadie acierta, todos eligen fotos en las que se sale mejorados). Vivimos equivocados sobre nosotros mismo, no somos tan guapos ni conducimos tan bien como creíamos, pero estar equivocados es bueno para nosotros o nuestros genes, esto lo llama Kurzban "errores estratégicos". En un entorno donde las relaciones sociales son fundamentales para la supervivencia como en el caso de nuestra especie tener una imagen sobre-evaluada de nosotros mismos nos ayuda a conseguir mejores parejas, amistades más generosas... todo esto son ventajas que nos ayudan a tener más descendencia, por ello la evolución ha seleccionado a quien cometía estos errores estratégicos eliminando a quienes tenían una visión más correcta de la realidad.


Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula V


La eficacia para sobrevivir.
La selección natural es un gran proceso competitivo y, si tenemos dos organismos y uno de ellos resuelve un problema con más eficacia que el otro, el organismo que sea más eficiente necesitará menos comida, tendrá más tiempo para buscar una pareja mejor... la eficiencia es un aspecto muy importante de la evolución por selección natural, y por ello las partes de nuestra anatomía (y de nuestro cerebro) son tan eficientes, porque durante el transcurso de generaciones ha habido una selección para lograr diseños de ingeniería cada vez más eficientes.


Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula IV



Las ilusiones ópticas. ¿Cuál es el papel que desempeñan las ilusiones ópticas?.
Las ilusiones ópticas desempeñan un papel muy importante en nuestra comprensión de la psicología. La percepción no es más que una parte, en una ilusión óptica una parte de tu mente ve una cosa mientras otra parte tiene otra experiencia. Y de aquí se deriva una noción importante: el cerebro humano puede tener dos creencias mutuamente incompatibles a la vez, los humanos creemos en muchas cosas contradictorias, pasando desde la percepción hasta la moralidad. Además nuestros cerebros se dedican a interpretar nuestra experiencia, tenemos acceso directo a lo que el cerebro genera, a la interpretación de la realidad.
Veamos la ilusión óptica del mismo color donde el cuadrado A y el cuadrado B son del mismo tono de color y sin embargo lo vemos de distinto color (la casilla A se ve oscura y la casilla B la vemos clara). Para ver que las casillas A y B son del mismo color hay que cubrir con un papel dejando solo visible a través de dos agujeros los cuadrados A y B. La ilusión del tablero nos confirma que nuestra mente está repleta de ideas contradictorias, ya que está compuesta por módulos que trabajan con independencias y en muchos casos desconectados unos de otros.
 
La mente es como un Smartphone que viene de fabrica con aplicaciones diseñadas para cumplir objetivos muy concretos: seleccionar amistades, buscar parejas, dedicar atención a los hijos, deducir qué pasa en la mente de los demás, identificar a los tramposos que quieren engañarnos, planificar venganzas, buscar alimentos, establecer alianzas, juzgar moralmente a los demás, comunicarse con otras personas... funcionando estos módulos con independencia de los demás y muchas veces no comunicándose uno con otro.
Hay un experimento clásico de la psicología que demuestra como los módulos mentales trabajan por separado y sin estar conectados. El experimento consiste en pedirle a un grupo de personas que digan cual de cuatro pares de medias es de mejor calidad, siendo cuatro pares de medias idénticos, pero no lo saben y el par más elegido es el último el que está a la derecha de todo. Y lo más curioso de todo es el motivo que dan las personas para su elección, como si se tuviera un programa en la cabeza que te hace elegir el de la derecha mientras que los módulos conscientes de la mente, los que tienen que explicar un motivo para la elección, se inventan una explicación que no tiene nada que ver con lo que sucede en realidad, es decir dos módulos desconectados uno del otro.
 
Robert Kurzban, uno de los psicólogos que no ha rechazado estudiar la consciencia, afirma que con la modularidad la explicación correcta de la psicología humana será una explicación que no recurra a un centro especial, sino que describirá muchas partes distintas, algunas de ellas tienen funciones realmente interesantes que recuerdan al sistema ejecutivo, pero no vamos a encontrar ningún control central ("el yo", "el individuo", o "el sistema ejecutivo"), sino una red distribuida.


Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula III


Historia de un error
1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la paráfrasis «yo, Platón, soy la verdad»).

El lenguaje está diseñado para engañarnos
La mente se compone de partes distintas y esas partes diferentes pueden contradecirse unas a otras, por ejemplo un mismo cerebro puede tener dos creencias contradictorias sobre la misma cuestión.
Nuestra mente o cerebro es una colección de módulos que surgieron a lo largo de la evolución como soluciones adaptativas a diferentes situaciones.
En el cerebro suceden todo tipo de cosas (que te dicen cómo comportarte, qué pensar, etc.) de las que eres completamente inconsciente, de hecho no percibes la mayor parte de lo que ocurre en tu mente, no eres consciente de los sistemas diseñados para controlar la respiración que provoca los movimientos musculares... todo ello sucede en un segundo plano.
En este post veremos el vídeo de Redes 119 (margen derecha): El lenguaje está diseñado para confundirnos, donde Eduard Punset entrevista a Rober Kurzban. Y descubriremos entre otras cosas que vivir equivocado no puede ser tan malo como parece, y ya tenemos una manera de entender por qué las personas se equivocan tantas veces especialmente sobre ellos.
La estructura modular de la mente explica por qué la gente se equivoca y es contradictoria, pues algunos módulos de la mente funcionan mejor estando equivocados.
Robert Kurzban psicólogo evolucionista del departamento de psicología de la Universidad de Pennsylvania y autor del libro "Why Everyone Else is a Hypocrite" "Por qué todos los demás son hipócritas", sostiene que lo importante de la mente es lo que se denomina "modularidad" (estructura modular de la mente), es decir distintas partes en el cerebro que hacen cosas diferentes. Los mecanismos de la mente tienen funciones neuronales muy concretas. Por ejemplo el sistema de la memoria tiene un solo cometido, el de almacenar información para recurrir después a ella; o el sistema de reconocimiento facial cuya función es registrar esa información del mundo..., y estos sistemas pueden estar por todo el cerebro e interactuar entre sí, a medida que ocurren dichos procesos, realmente existe una especificidad funcional; es decir, cada uno de ellos realiza una tarea concreta e interactúan de maneras realmente complejas.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula II


Historia de un error
1.  El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la paráfrasis  «yo, Platón, soy la verdad»).
El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI.

El mito (alegoría) de la caverna
I
 - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.


Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.

II. 
-Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.

III. 
-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.

Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)

viernes, 4 de noviembre de 2011

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula I

Historia de un error
1.  El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la paráfrasis  «yo, Platón, soy la verdad»).
1
Estilo naturalista.
Cueva de Atlanterra (Tarifa)(Este estilo es el típico del Paleolítico Superior.)


2a
Estilo seminaturalista
Cueva de las Palomas-1 (Tarifa)(Escena de tres ciervos.)


2b
Estilo seminaturalista
Cueva del Tajo de las Figuras (Benalup - Casas Viejas)(La parte inferior de las patas tiene el aspecto de pies humanos.)


3
Estilo semiesquemático
Cueva de Bacinete (Los Barrios)(Una simple línea representa el cuerpo y el cuello del ciervo.)


4
Estilo esquemático
Cueva de la Jara-2 (Tarifa)(Es imposible saber de que animal se trata.)


5
Signo convencional
Cueva del Tajo de las Figuras (Benalup - Casas Viejas)(Este símbolo ya no se asemeja a un animal.)


Esta secuencia muestra como desde la representación de una cierva herida los dibujos se van estilizando hasta el número cinco, que es el signo de un ciervo que está lejos de parecerse al animal.

Para quienes tienen tiempo les invito a leer esta edición:

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula

Del ocaso de los ídolos de F. Nietzsche.
 
Esto no es una pipa

Historia de un error
1.  El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad»).
2.  El  mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»).
(Progreso de la Idea: ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, -se convierte en una mujer, se hace cristiana...).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo.
(En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida, nórdica, königsburguense).
Gottfried Helnwein
4. El mundo verdadero -¿inasequible?  En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también  desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos algo desconocido? ...
(Mañana gris.Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo).
5. El  «mundo verdadero» -una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, -una Idea que se ha vuelto inútil, superflua,  por consiguiente  una Idea refutada:
¡eliminémosla!
(Día claro; desayuno; retorno del bon sens y de la jovialidad; rubor avergonzado de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres) 
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿Acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
(Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA).

miércoles, 19 de octubre de 2011

Caverna de Platon VI-Potencia tu memoria

Sombras de personas hechas con basura. Tim Noble

Dejo los últimos 3 vídeos de esta serie de 10 de la Nat Geo “Juegos Mentales” para rematar el material recopilado desde el vídeo de The Matrix.
En la próxima edición empezaré una reflexión desde la filosofía acerca del mito de la Caverna, donde iré haciendo referencia a los vídeos y a textos de F. Nietzsche como son “El ocaso de los ídolos”, un tanto a la luz de la interpretación de M. Heidgger,  y el texto rector de esta lectura el Zaratustra.
Lo apasionante de lo que viene estriba en que podremos pasear un poco por el alma de los poetas, místicos y músicos, esos audaces navegantes en las tierras de nadie. Ya tenemos las herramientas suficientes para la embriaguez de tal aventura, la de tocar a las puertas del mismo Olimpo, de las musas,  y bordear los peligros del jardín o selvas de Dionisos.



sábado, 15 de octubre de 2011