miércoles, 29 de diciembre de 2010

Andante con moto

Un…dos…tres…!!!Fuera!!!!!
Se clasifica la historia de la humanidad en la edad de piedra, la de bronce, la de hierro…¿la electrónica?
Sabemos que en el fondo siempre hemos estado en una edad: la de la sangre.
En medio del horror hay una semilla, la de los cultores de la paz y la felicidad entre la humanidad.
Qué tan lejos estemos de ese propósito no nos desanima.
Nuestra era llegará.
Tomo este video del bailarín ucraniano Sergei Polunin de la Royal Opera House para ilustrar la posibilidad y capacidad que tenemos todos los humanos de dar el gran salto, nuestro gran salto.
Cuidar cada una de nuestras partes, usarlas amorosamente, empezando por nuestros pies o por nuestros ojos, concentrados en un objetivo.
Ensayar una y otra vez…una vez...dos veces…y a la tercera…


También dejo este otro video del recordado super comediante Cantinflas quien en la película “Si yo fuera diputado” muestra una escena donde es perseguido por los guardias de un teatro que lo quieren expulsar del lugar, repentinamente en la persecución llega al frente de la orquesta y se ve obligado a dirigirla sin ser director de orquesta, según la parodia sin saber lo que hacía termina por dirigir nada menos que la “Rapsodia Húngara No 2” para orquesta de F. Liszt. El resultado, una de las mejores versiones interpretativas de esta pieza a cargo de la sinfónica de la época del cine mexicano, no pude identificar la versión, aunque a modo de especulación algunos me dicen que puede ser de H. Karajan pero es mera suposición. 
El gran comediante caricaturizando el papel de un director de orquesta nos muestra el manejo y concentración de energías que se requiere para estas tareas. 
El humor va de la mano de la sorpresa. 
La sorpresa sacude la monotonía y el aburrimiento, también desde el humor se puede dar el gran salto, que lo diga el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.


lunes, 13 de diciembre de 2010

Diapsálmata


Hoy mi día partió de una certeza solar:
Tu boca
(Luna y rosa luminosa
de mis arrebatos y tormentas)

Los enigmas efímeros de la luz en el rocío,
florecen en las eternidades del diamante.

Voy hacia los vientos verdes,
allá el celo de tu lengua
y tus dientes de leona,
colgarán sobre el bronce
de mi cuello en estampida,
un collar de amorosas esmeraldas.
Dilman


“Juntóse boca con boca
Allí se salía el alma”
De la ópera Tristán e Isolda

“Ya que nunca he sentido la verdadera felicidad del amor, pretendo erigir un monumento al más bello de los sueños, un monumento en el que este amor esté saciado convenientemente de principio a fin; he concebido en mi mente Tristán e Isolda, la más simple pero también más viva creación musical”. 12-1854
De R. Wagner a su amigo y confidente Franz Liszt


“A la princesa Ariadna, mi amada. 
Es un prejuicio que yo sea un ser humano. 
Pero ya he vivido entre los hombres y conozco todo lo que los hombres pueden experimentar, desde lo más mínimo hasta lo más alto. 
Yo he sido entre los indios Buda, en Grecia Dionisos, Alejandro y Cesar son mis encarnaciones, igual que el poeta de Shakespeare, Lord Bacon. 
Por último fui además Voltaire y Napoleón, quizás también Richard Wagner... 
Pero esta vez vengo como el triunfante Dionisos, que hará de la Tierra un día festivo... 
No es que tenga mucho tiempo... 
Los cielos se alegran de que yo esté aquí... 
También he estado colgado en la cruz...”
Carta de F. Nietzsche a la Sra. Cósima Wagner.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Gran Fuga

Zaratustra está transformado,
Zaratustra se ha convertido en un niño,
Zaratustra es un despierto:
¿qué quieres hacer ahora entre los que duermen?
En la soledad vivías como en el mar, y el mar te llevaba.
Ay, ¿quieres bajar a tierra?
Ay, ¿quieres volver a arrastrar tú mismo tu cuerpo?
Zaratustra respondió: «Yo amo a los hombres.»
¿Por qué, dijo el santo, me marché yo al bosque y a las soledades?
¿No fue acaso porque amaba demasiado a los hombres?
Ahora amo a Dios: a los hombres no los amo.
El hombre es para mí una cosa demasiado imperfecta.
El amor al hombre me mataría.
Zaratustra respondió:
«¡Qué dije amor! Lo que yo llevo a los hombres es un regalo.»


























A ¿En qué tonalidad empieza?
B No hay tonalidad
A ¿No hay tonalidad? No se puede componer música sin tonalidad.
B Esta sólo puedo componerla sin ella, es un compás común, molto adagio, sotto voce, el primer violín negras, Do central sube a La, un compás, Sol sube a Do ligado, Fa, segundo violín barra dos, Do central sube a La, doble nota Mi Sol, Do
A Listo!
B Clave de la viola, Silencio de dos tiempos.
A Es un himno!
B Sí un himno de acción de gracias
A ¿De acción de gracias?
B A Dios por dejarme vivir para acabar mi obra. 
Después del pianissimo se reanuda el canon, el primer violín toca el tema, la viola Do a La va creciendo ganando fuerza, segundo violín Do a La
A ¿Una octava más arriba?
B Sí, y llega la lucha, primer violín Do sube una octava! Y luego sube a Sol! Y el violonchelo…
A Baja
B Sí baja…arrastrado hacia abajo blancas Fa Mi Re  constantemente hacia abajo, y entonces! Una voz, surge una voz sola y frágil elevándose por encima de la estrofa, la lucha continúa
A
B Bajo la superficie
A ¿Crescendo?
B Sí, el primer violín anhela, le suplica a Dios, y entonces Dios responde, las nubes se abren, bajan unas manos amorosas y te elevan hacia el cielo! El chelo permanece en la tierra, en cambio las demás voces se elevan flotando…
A Por un instante…
B Sí…por un instante en el que se puede vivir eternamente…la tierra deja de existir…el tiempo no tiene límites…y las manos que te han elevado te acarician la cara, se amoldan a la cara de Dios…y estás en armonía…estás en paz…y finalmente eres libre…
A …Sí  


viernes, 19 de noviembre de 2010

O SOLE MIO...

La psicóloga Myriam quien edita el blog: 
http://deamoresyrelaciones.blogspot.com publica hoy en su página una sorprendente reflexión acerca del consumismo, muy a propósito para las fiestas del siguiente mes.
En ella encontramos un video titulado Opera en el Alto Palermo subido a youtube por BRANDLIVE quien agrega el siguiente texto:
"El viernes 5 de noviembre, ocho cantantes de ópera irrumpieron en el Shopping Alto Palermo en una intervención artística jamás realizada en nuestro país. La conocida mezzosoprano francesa Vera Cirkovic, acompañada por cantantes líricos, interpretando temas del repertorio operístico tradicional. La Habanera de Carmen (Bizet), O Sole Mío (canción napolitana) y Libiamo, el célebre brindis de La Traviata (Verdi), fueron los elegidos para esta actividad con motivo de celebrar la Semana de Palermo."























Recojo un comentario dejado en el sitio de quien sube el video:

Verdaderamente genial!!!! Esto es el Flashmob que hemos visto por Film and Arts en Londres. Me alegro mucho que se haya copiado algo bueno, no las vulgaridades de Tinelli. Ahora, que porque no se difundio por las teles argentinas. Claro Football para todos, es mas importante. Esperemos que se realice mas de esto y en el interior de nuestro pais tambien. En Rosario, SF, nos encanta la opera, y el Circulo se llena cuando hay opera."

Cuando el espíritu humano participa de la infinita riqueza que el universo le depara se aparta de las miserias para las que y en las que ha sido formado. 


Que cosa bella es un día soleado,
             El aire sereno después de una tempestad,
             Por el aire tan fresco parece un día de fiesta,
             Que cosa bella es un día soleado,
 
             Pero otro sol,
             qué es aún más bello,
             El sol mío,
             Está frente a mí,
             El sol, El sol mío,
             Está frente a mí!,
             Está frente a mí!,
 
             Cuando llega la noche y el sol sale de escena,
             me viene casi la melancolía,
             Yo estoy parado bajo tu ventana,
             Cuando llega la noche y el sol sale de escena.
 
             Pero otro sol,
             qué es aún más bello,
             El sol mío,
             Está frente a mí,
             El sol, El sol mío,
             Está frente a mí!,
             Está frente a mí!,
Fuente: musica.comLetra añadida por maestromusical

Che bella cosa na jurnata 'e sole!...
N'aria serena doppo a na tempesta...
Pe' ll'aria fresca pare giá na festa...
Che bella cosa na jurnata 'e sole!...

Ma n'atu sole
cchiù bello, oje né',
'o sole mio,
sta 'nfronte a te...
'O sole,
'o sole mio,
sta 'nfronte a te...
sta 'nfronte a te!

II

Lùceno 'e llastre d''a fenesta toja;
na lavannara canta e se ne vanta...
e pe' tramente torce, spanne e canta,
lùceno 'e llastre d''a fenesta toja...

Ma n'atu sole
.....................

III

Quanno fa notte e 'o sole se ne scenne,
mme vène quase na malincunia...
sott''a fenesta toja restarría,
quanno fa notte e 'o sole se ne scenne...

Ma n'atu sole

domingo, 20 de junio de 2010

La última entrevista de Saramago



Por Angel Darío Carrero - Octubre 2009 (*)

El escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, cumplirá, el próximo dieciocho de noviembre (2009), 87 años. Toda su obra posee un fuerte trasfondo religioso. Dos títulos emblemáticos nos lo confirman: el de su novela "El Evangelio según Jesucristo" (1991) y el de su pieza teatral "La segunda vida de Francisco de Asís" (1987). A finales de este mes de octubre saldrá a la luz su nueva novela, en la que recrea nada menos que un fratricidio de origen bíblico: "Caín". Esta obsesión por lo religioso no sería un dato tan significativo, si de quien se hace la afirmación no fuera además un ateo confeso. He ahí la complejidad inquietante de todo escritor de vocación. Saramago asegura que ser ateo no lo salva de tener una mentalidad cristiana; y que si alguien quiere en verdad ocuparse del ser humano es imposible que no aborde el tema de la religión y sus derivados.
Viajé hasta la desértica isla de Lanzarote para entrevistar al escritor lusitano en su propia casa, como homenaje callado a Francisco de Asís, quien hace 800 años se lanzó, en medio de las Cruzadas, a un diálogo amistoso con el sultán Malek Al-Kamil.
Aleccionadoramente, es Saramago quien me habla de la bondad y de la santidad de Francisco, entregándonos un testimonio que bien podría ser considerado como su testamento espiritual. La mano privilegiada del Maestro Antonio Martorell me ayuda a capturar, en dibujos sutiles, la silueta de una vida llevada a la esencia.
"El muchachito que anduvo descalzo por los campos de Azinhaga, el adolescente vestido de mono que desmontó y volvió a montar motores de automóviles, el hombre que durante años calculó pensiones de jubilación y consiguió subsidios de enfermedad y que más adelante ayudó a hacer libros y después se puso a escribir algunos".
Ha transcurrido una década desde que escribió ese sucinto esquema biográfico. ¿Añadiría algo?
Mi vida había sido rutina pura. A partir de los años setenta comienzo a escribir. Siento que está todo dicho ahí. Ahora bien, hay que añadir un hecho: soy ateo.
¿En qué momento se dio cuenta de ello?
Comenzó muy pronto. No he tenido nunca lo que se llama una crisis religiosa. De niño me llevaron dos veces a misa y no creía en lo que estaba pasando ahí. Me parece absurdo pensar en un Dios que desde la nada ha creado todo. El problema surge a partir del momento en que alguien dijo: "Dios existe". Luego tuvieron que dar razones para que quedara demostrado. San Anselmo ha elaborado unas cuantas, pero en verdad son totalmente ingenuas. No demuestran nada.
La idea de Dios no proviene de un individuo solitario y ocurrente. Todas las culturas y religiones tienen un impresionante acervo teológico.
El edificio del pensamiento teológico es algo apabullante; pero todo ese andamiaje me parece una especie de autofagia que se alimenta de sí misma. Construye sistemas, pero para desarrollarse -lo digo en verdad sin querer ser desagradable- en el vacío.
¿Experimenta lo que algunos filósofos llaman hoy una espiritualidad sin fe?
Se necesita tener un altísimo grado de religiosidad para ser un ateo como yo. En el sentido etimológico, la religión es lo que une. Sabemos que estamos ligados al universo. Ahora bien, inferir que detrás de esta relación hay una causa primera me parece una afirmación gratuita sin base científica. A lo mejor hay dos dioses: uno que se llama física y, el otro, química.
Fiodor Dostoyevski, en "Los hermanos Karamasov", siembra una frase que se ha vuelto emblemática: "Si Dios no existe, todo está permitido". ¿Qué le parece?
Esa conclusión catastrofista de que si se destruye a Dios todo el mal invadirá la vida humana no es cierta para mí. No se puede decir que cuando he hecho mal a alguien es por el hecho de no creer en Dios. Si deseo hacer daño a alguien y decido no hacerlo, no es porque Dios me toma del brazo para que no lo haga. Es la conciencia interior propia, está en tu naturaleza que no puedes hacerlo. En este sentido digo que soy ateo, pero no mala persona.
Pero nada quita que la fe pueda ayudar a la comprensión de la ética, como de hecho ocurre.
Yo no necesito a Dios para tener una ética. Hay personas que no pueden vivir sin este bastón para apoyarse, pues lo respeto. No soy un ateo militante, en el sentido de ir a la guerra contra los que creen, pero que me dejen en paz si no creo.
La ciencia misma tampoco puede decir que Dios no exista, como tampoco, estoy claro, puede decir que exista. Su campo es explicar el cómo del mundo, no el por qué del mundo.
Pues si resulta que Dios existe, de todos modos yo le preguntaría: "¿Por qué nos has abandonado? ¿Qué es eso de crear un ser a tu imagen y semejanza para después decir que poseemos libre albedrío y así justificarte y poder decir que no tienes la culpa de los males del mundo?". Pero la verdad es que cuando Ratzinger en Auschwitz dice: "¿Dónde estaba Dios?", hacía una pregunta retórica. La conclusión es que no estaba, porque si estaba: ¿por qué lo ha permitido?
El premio Nobel de la paz y escritor, Elie Wiesel, que vivió personalmente la tragedia nazi, llega a una conclusión distinta a la suya. Dice que Dios estaba justo allí gritando desde su propia impotencia en el dolor humano. ¿No son todas las metáforas válidas, desde la autenticidad irreductible de cada experiencia?
Me parece absurdo decir con Elie Wiesel que Dios estaba allí. Bueno, digamos que nosotros, empezando por el Papa, realmente sólo podemos preguntar: si existe, ¿dónde estaba? Hasta ahí.
¿Entonces tampoco podemos afirmar categóricamente que no estaba?
Tampoco.
En "Las Pequeñas memorias" sus descripciones autobiográficas poseen un profundo halo de religiosidad, de contemplación de la naturaleza desde un sobrecogimiento cuasi trascendente.
No lo niego. Digamos que es ciertamente religioso, pero por la vía de la naturaleza. Ahora bien, no estoy diciendo que Dios está en una flor o en una semilla o en el conjunto de imágenes y de sensaciones que forman un paisaje. En todo caso, sentimos algo, emociones, una experiencia estética, pero no puedo tener la ingenuidad de decir que todo esto es Dios, o que nos viene de Dios, o que es la forma que Dios tiene de relacionarse con nosotros.
Percibo una cierta incomodidad de fondo, como si no se tratara de un ateísmo pacífico, sino reactivo, en conflicto.
Confieso que el uso que damos al concepto de lo sagrado me parece francamente abusivo. Que se presuma de saber lo que es lo sagrado me parece absurdo. Si existe, nadie puede decir lo que es, porque si puede decirse dejaría de ser sagrado.
¿Hubo algo cercano al creer en su vida?
Pues la verdad sí. Una vez, allá para el año 1979, en la iglesia románica de Coimbra, una ciudad universitaria al centro de Portugal. Me situé al lado de una de las columnas de la iglesia. Sentí algo. No es lo que Paul Claudel comentó que le ocurrió en Notre-Dame. Es distinto. Confieso que sentí una emoción intensa. Pero luego, al hacer reflexión, determiné que era una emoción estética. No puedo decir que Dios me tocó el corazón. Lo tuve muy claro muy pronto: Dios no existe.
¿Por qué si se proclama ateo, la religión resulta el tema fundamental prácticamente de toda su obra?
Presumo de estar muy atento de lo que acontece a mí alrededor. Una de las cosas que está ahí es la religión. Por el hecho de ser ateo, no puedo decir que la religión no me interesa. Si no fuera por este interés no hubiese escrito "El Evangelio según Jesucristo". Yo no voy a la guerra contra la religión, sino contra la institución.
¿Le interesa trabajar, desde escenarios imaginarios, el posible otro lado de las cosas?
Yo escribí en algún lugar lo que el lobo le dijo a San Francisco: "Puedes llamarme hermano, pero no me pidas que llame hermana a la oveja". Es la otra perspectiva, la del lobo. Tengo una tendencia, casi una manía de relativizarlo todo.
La teología de la liberación sostuvo en los años 70 un diálogo crítico con el ateísmo. ¿Estuvo de algún modo vinculado a este movimiento animado por la sospecha crítica de la Modernidad?
No. Yo creo que la liberación no necesita de la teología. De hecho, este movimiento no me parece muy novedoso. En realidad es muy similar al movimiento verdaderamente original que inició San Francisco de Asís. Me parece que hay una especie de vuelta al franciscanismo primitivo en todo esto y nada más. Lo fundamental es un movimiento de liberación, no la teología. La importancia que sí ha tenido es que ha ayudado a dar mayor visibilidad a la lucha contra la pobreza. Pero no ha resuelto el problema y, de hecho, no podría. Es la repetición de lo que acabo de decir sobre San Francisco y el hermano lobo. El hermano lobo es la multinacional insensible, sorda, justificadora de su comportamiento criminal.
¿Algún recuerdo en la memoria que tenga la fuerza de hacerlo adoptar inconscientemente este camino desmitificador en su trabajo creador?
Yo iba con frecuencia a la ópera en Lisboa, no porque tuviera dinero para comprar el billete, sino porque mi padre era policía y conocía a los que trabajaban en el teatro y me dejaban entrar. Iba al gallinero, por encima del palco real. En lo alto, como tiene que ser, había una corona dorada. Si miras desde el palco la ves en todo su esplendor. Pero curiosamente -y esto sólo puede verlo quien está en el gallinero- la corona en realidad no era completa, sino solo tres cuartos de corona. Desde el gallinero uno veía la otra cara de la corona: la parte vacía, llena de polvo, de telaraña y de alguna colilla republicana. Tal vez de ahí me viene este afán de tratar de ver lo que está oculto. Todas las cosas tienen otro lado. Mientras no lo veamos no tendremos un conocimiento suficiente de la realidad.
Su trabajo como escritor está unido a un compromiso de denuncia social. ¿Cuál es su filosofía en este sentido?
Que no cambiaremos la vida, sino cambiamos de vida. Empezando por el respeto humano y siguiendo con un sentimiento de bondad.
Me parece interesante que recurra precisamente a la bondad y no a la justicia.
Por encima de todo yo antepongo la bondad. La bondad se convirtió en algo risible. Para la gente ser bueno es ser tonto. ¿Cómo se puede ser bueno en un mundo como éste? Realmente no es fácil. Reivindico la bondad como el primer elemento que nos hace ver que el ser humano es superior a los animales. Los animales no son buenos ni malos, pero el ser humano puede ser bueno. Pero la verdad es que no somos buenos. Hay manifestaciones de bondad, pero la bondad difícilmente existe.
¿Existe algún modelo histórico de bondad manifiesta que nos pueda ilustrar en el camino?
San Francisco de Asís era bueno. Para ser bueno hay que ser santo. Pero no podemos ser santos como condición para llegar a la bondad. Mas bien, deberíamos empezar por la bondad para llegar a ser santos.
En una de sus obras se lee: "la santidad subvierte la permanente e indestructible animalidad, perturba la naturaleza, la confunde, la desorienta". ¿Siente personalmente un anhelo de santidad laica?
Desde un punto de vista amplio, no restrictivo, creo que sí. Un laico puede ser santo, pero aún más, también un ateo. En el panteón de la iglesia se echa de menos un santo para los ateos. ¿Por qué no? No me propongo llegar a la santidad, quiero dejarlo claro. Pero volvamos a la figura de san Francisco de Asís: lo que caracteriza mejor al santo es esa especie de tolerancia universal. Un corazón abierto a todos: ¿por qué no también abierto a los ateos?
¿Cuál fue el proceso para escribir el "Evangelio según Jesucristo"?
Se me quedó una impresión de haber visto algo mientras pasaba por un puesto de revistas en Sevilla. Leí literalmente "Evangelio según Jesucristo". Regresé y no estaba: era una ilusión óptica. Pensando en ello, el resultado es el libro. El libro no es un Evangelio según Jesucristo, pues no es Jesucristo el que cuenta sino yo, pero así nació el título. El título es ya la idea. Mantengo siempre el título original, aunque a veces suene forzado y no corresponda al texto.
¿Y el método?
Pensándolo bien, es el mismo que descubrimos en el episodio del teatro San Carlos: mirar lo que está por detrás. Al final son los hombres quienes dicen: "perdónenlo porque no sabe lo que ha hecho". Dios no sabe lo que ha hecho. Es rotundamente el otro lado de la cosa. Si Dios pudiera recrear los hechos desde el principio de su creación hasta el día de hoy, tendría que llegar a una sola conclusión: no ha merecido la pena. Los seres humanos no nos merecemos la vida. Es la visión más pesimista que uno se pueda imaginar. Y es mi convicción más profunda.
Usted identifica su trabajo como una "meditación sobre el error".
En un sentido lato sí. En un momento determinado en la historia de la humanidad, no sé cuándo ni cómo, tomamos un camino lateral que nos ha traído hasta aquí. Nos equivocamos. ¿Estamos obligados a vivir como estamos viviendo? ¿Esta era la vida que teníamos que construir? ¿Había otra vía, pero la abandonamos? ¿Por qué la abandonamos? Estas preguntas no tienen respuestas, pero lo que no puedo aceptar es que la vida humana tiene que ser lo que de hecho es.
Comenzó combatiendo y hasta erradicando a Dios, luego establece una profunda desesperanza en torno al ser humano. De hecho, la existencia del hombre es lo que usted ha utilizado como prueba de la inexistencia de Dios. Finalmente, siento que se acerca a una reconciliación con la naturaleza.
Es curioso lo que dice, pues cuando yo era joven, me imaginaba un planeta sin habitantes, sin todos nosotros y me parecía bien: el planeta entregado a sí mismo, con sus animales, sus ríos, sus mareas, sus cataclismos….
De hecho un verso suyo dice: "cuando los hombres mueran, la gaviota que me sobrevoló y el grito que lanzó fue una señal de vida no humana".
Aunque nosotros desaparezcamos -y eso ocurrirá- quizás quede algo suficiente de vida para seguir imaginando una vida que podría haber sido.
¡Es un evangelio de la desesperanza!
Resumo todo mi sentir actual en dos palabras: ¡estamos atrapados! No lo había dicho nunca antes. Lo digo hoy por primera vez en mi vida y estoy muy consciente de lo que estoy diciendo: ¡estamos atrapados! No tenemos salida. No hay salida.
¿Siente que la muerte, al menos desde el vuelo imaginario, puede depararle un destino insospechado?
La vida antes de que yo naciera era para mí nada. Nací, viví, he morir y regresar a la nada.
¿Le consuela al menos que la obra literaria triunfe sobre sus creadores?
Por un tiempo, como todo, pero la eternidad literaria tampoco existe.

Declaraciones que compartiera en octubre del 2009 con El Nuevo Día
http://www.elnuevodia.com/laultimaentrevistadesaramago-725982.html
(*) Angel Darío Carrero es poeta, periodista y teólogo puertorriqueño. Custodio de los Franciscanos del Caribe. Autor de Llama del agua (Trotta, Madrid 2001) y Perseguido por la luz (Trotta, Madrid 2008).

viernes, 19 de marzo de 2010

El arma más poderosa: La Poesía

Pronto sabré quien soy…
“…Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;…”


I.

Algunos filósofos somos afortunados:/
No estamos obligados a mentir…/
es decir,/
a decir la verdad./

Vemos las cifras doradas de las clepsidras/
flotando en el polvo azul y eterno de los huesos,/
mientras el tiempo en su ceniza/
sigue siendo el mismo,/
sin detenerse, ni tan siquiera/
en las conchas geométricas/
de los sabios tostados por el sol/
silbando en la arena./

Yo recojo algunos sueños/
que tiemblan en su propia espiral/
abandonados en las cúpulas de milenarios templos,/
(herederos de un cielo que se quiebra,/
que se cae a pedazos)/
y con ellos escucho complacido/
el canto nocturno/
de las semillas que persisten en brotar/
desde el vientre de la tierra…
Dilman


II.

…Zaratustra bajó solo de la montaña y no encontró a nadie…

“…Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;/
el tiempo ha sido mi Demócrito./
Esta penumbra es lenta y no duele;/
fluye por un manso declive/
y se parece a la eternidad./
Mis amigos no tienen cara,/
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,/
las esquinas pueden ser otras,/
no hay letras en las páginas de los libros./
Todo esto debería atemorizarme,/
pero es una dulzura, un regreso./
De las generaciones de los textos que hay en la tierra/
sólo habré leído unos pocos,/
los que sigo leyendo en la memoria,/
leyendo y transformando./
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,/
convergen los caminos que me han traído/
a mi secreto centro./
Esos caminos fueron ecos y pasos,/
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,/
días y noches,/ entresueños y sueños,/
cada ínfimo instante del ayer/
y de los ayeres del mundo,/
la firme espada del danés y la luna del persa,/
los actos de los muertos,/
el compartido amor, las palabras,/
Emerson y la nieve y tantas cosas./
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,/
a mi álgebra y mi clave,/
a mi espejo./
Pronto sabré quién soy.”

Fragmento del “Elogio de la sombra” de Jorge Luis Borges


III.
La poesía es el arma más poderosa puesta en los labios de lo humano para buscar y sustentar la existencia, incluso la del corazón.
En el universo hay un juego profundamente misterioso, la constante y eterna transformación. Siempre un ir y venir de una forma a otra, manifestación para nosotros de una fuerza maravillosa. Fuerza que en nosotros se cimenta en la pasión.
Primero fue la pasión y luego la imaginación, después las conveniencias sociales de poder domesticaron y momificaron la pasión mediante la imaginación.
Toda sociedad se reduce a una pasión domesticada.
En el poeta se da la brutal lucha por liberarse, exorcizarse de esa claudicación y solo algunos lo logran.
El poeta lucha a costa de su integridad social y con las mismas secretas llaves de la imaginación libera las furias de la pasión, las furias de las penas y de las alegrías.
Esa liberación es un renacer que muchos quisieran nunca hubiera ocurrido porque es un llegar a las alturas de la más grande soledad. Y el dolor más grande y constante sería preferible. Por ello muchos y muchas poetas lo adoptan en su alma como modo de ser antes que llegar y estar completamente solos.
Pero hay poetas que han encontrado el gran tesoro en las profundidades de la soledad, y tal vez en ninguna otra parte se pueda encontrar…“Esta penumbra es lenta y no duele;/ fluye por un manso declive/ y se parece a la eternidad”… “Todo esto debería atemorizarme,/ pero es una dulzura, un regreso.”…
Y ese gran tesoro es el encontrarse a sí mismo… “Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,/ convergen los caminos que me han traído/ a mi secreto centro.”…
…“y tantas cosas./ Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,/ a mi álgebra y mi clave,/ a mi espejo./ Pronto sabré quién soy.”
El mayor hallazgo de todo poeta es encontrarse a sí mismo, saber quien se es.
Luego de haberse encontrado a sí mismo hasta la más ínfima parte del universo también será, no hay vuelta atrás, todo el universo se afirma.
Es un escape explosivo de la cápsula en que nos había apresado la imaginación de la sociedad.
“…Zaratustra bajó solo de la montaña y no encontró a nadie…”

miércoles, 17 de febrero de 2010

Dios ha muerto


“Zaratustra bajó solo de las montañas sin encontrar a nadie…”

Seiscientos voluntarios desafiaron al frío para posar desnudos en el Glaciar Aletsch, en los Alpes suizos y así llamar la atención sobre los impactos del cambio climático. Los voluntarios participaron en la más reciente instalación del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, quien está colaborando por primera vez con Greenpeace, informó la organización ambientalista.
Tunick creó un vínculo simbólico entre los voluntarios y los glaciares, los cuales se están derritiendo como resultado del cambio climático.

I
Hay diferentes maneras de leer al Zaratustra.
Por esto las innumerables interpretaciones que el texto tiene.
Reitero de nuevo, que esta interpretación
sigue siendo y seguirá siendo para amantes en primer lugar…
un manual a corazón abierto para poetas.

Sucede con la irrupción (explosión) de los grandes espíritus,
lo mismo que ocurre con los impactos de los asteroides en la tierra,
un desorden súbito de lo previamente acordado,
el inevitable desacomodo de la lógica preestablecida.

S. Freud nos habló acerca de su obra
como la abertura de la tercera herida narcisista a la humanidad.
Con el Zaratustra afirmo que se abre la cuarta herida:
La denuncia descarnada del abandono completo del corazón humano
de la divinidad y que se acuña en la explosiva frase:
“Dios ha muerto”

Tanto creyentes como los no creyentes en lo que los creyentes creen, han capitalizado esta frase para muto beneficio, condenando o alabando al filósofo, pero tal cual como lo hace el desahuciado no está por demás una tercera opinión, y esa será la que presenciaremos en los sucesivos trabajos sobre este aparte 2 del Zaratustra.

Ser hijo de los dioses nos hace herederos
de lo sagrado, pero lo hemos olvidado,
es desde esta riqueza que brotan estas palabras
y este diálogo a todas vistas nada profano,
pero posiblemente colmado de redención:



II

“Nosotros los que conocemos
somos desconocidos para nosotros mismos:
esto tiene un buen fundamento.
No nos hemos buscado nunca,
-¿cómo iba a suceder que un día nos encontrásemos?
-Con razón se ha dicho:
«Donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón»;
nuestro tesoro está allí donde se asientan las colmenas de nuestro conocimiento. Estamos siempre en camino hacia ellas cual animales alados de nacimiento
y recolectores de miel del espíritu,
nos preocupamos de corazón propiamente de una sola cosa
-de «llevar a casa» algo.
En lo que se refiere, por lo demás, a la vida,
a las denominadas «vivencias»,
- ¿quién de nosotros tiene siquiera suficiente seriedad para ellas?
¿O suficiente tiempo?
Me temo que en tales asuntos jamás hemos prestado bien atención «al asunto»:
ocurre precisamente que no tenemos allí nuestro corazón
-¡y ni siquiera nuestro oído!
Antes bien, así como un hombre divinamente distraído y absorto a quien el reloj acaba de atronarle fuertemente los oídos con sus doce campanadas del mediodía, se desvela de golpe y se pregunta «¿qué es lo que en realidad ha sonado ahí?»,
así también nosotros nos frotamos a veces las orejas
después de ocurridas las cosas y preguntamos,
sorprendidos del todo,
perplejos del todo,
«¿qué es lo que en realidad hemos vivido ahí?»,
más aún, «¿quiénes somos nosotros en realidad?»
y nos ponemos a contar con retraso, como hemos dicho,
las doce vibrantes campanadas de nuestra vivencia,
de nuestra vida, de nuestro ser
-¡ay!, y nos equivocamos en la cuenta...
Necesariamente permanecemos extraños a nosotros mismos,
no nos entendemos, tenemos que confundirnos con otros,
en nosotros se cumple por siempre la frase que dice
«cada uno es para sí mismo el más lejano»,
en lo que a nosotros se refiere no somos «los que conocemos»...”
(De la genealogía de la moral)


III

“- Si este escrito resulta incomprensible para alguien y llega mal a sus oídos, la culpa, según pienso, no reside necesariamente en mí. Este escrito es suficientemente claro, presuponiendo lo que yo presupongo, que se hayan leído primero mis escritos anteriores y que no se haya escatimado algún esfuerzo al hacerlo: pues, desde luego, no son fácilmente accesibles. En lo que se refiere a mi Zaratustra, por ejemplo, yo no considero conocedor del mismo a nadie a quien cada una de sus palabras no le haya unas veces herido a fondo y, otras, encantado también a fondo": sólo entonces le es lícito, en efecto, gozar del privilegio de participar con respeto en el elemento alciónico(*) de que aquella obra nació, en su luminosidad, lejanía, amplitud y certeza solares.”
(De la genealogía de la moral)

(*)
"(...) ¡cómo podrían ellos echar en falta lo que nosotros, los otros, los alciónidas, echamos en falta en Wagner!: gaya scienza, pies ligeros, chispa, fuego y garbo; la gran lógica; la danza de los astros, el espíritu desatado, el trémolo febril de luz del Sur, la mar serena. Plenitud..."

viernes, 22 de enero de 2010

Así hablaba Zarathustra

2
Zaratustra bajó solo de las montañas sin encontrar a nadie.
Pero cuando llegó a los bosques surgió de pronto ante él
un anciano que había abandonado su santa choza
para buscar raíces en el bosque.
Y el anciano habló así a Zaratustra:
No me es desconocido este caminante:



hace algunos años pasó por aquí.


Zaratustra se llamaba; pero se ha transformado.
Entonces llevabas tu ceniza a la montaña:
¿quieres hoy llevar tu fuego a los valles?
¿No temes los castigos que se imponen al incendiario?
Sí, reconozco a Zaratustra.
Puro es su ojo, y en su boca no se oculta náusea alguna.
¿No viene hacia acá como un bailarín?
Zaratustra está transformado,
Zaratustra se ha convertido en un niño,
Zaratustra es un despierto:
¿qué quieres hacer ahora entre los que duermen?
En la soledad vivías como en el mar, y el mar te llevaba.
Ay, ¿quieres bajar a tierra?
Ay, ¿quieres volver a arrastrar tú mismo tu cuerpo?
Zaratustra respondió: «Yo amo a los hombres.»
¿Por qué, dijo el santo, me marché yo al bosque y a las soledades?
¿No fue acaso porque amaba demasiado a los hombres?
Ahora amo a Dios: a los hombres no los amo.
El hombre es para mí una cosa demasiado imperfecta.
El amor al hombre me mataría.
Zaratustra respondió:
«¡Qué dije amor! Lo que yo llevo a los hombres es un regalo.»
No les des nada, dijo el santo.
Es mejor que les quites alguna cosa



y que la lleves a cuestas junto con ellos
- eso será lo que más bien les hará: ¡con tal de que te haga bien a ti!
¡Y si quieres darles algo, no les des más que una limosna,



y deja que además la mendiguen!
«No, respondió Zaratustra,
yo no doy limosnas.
No soy bastante pobre para eso.»
El santo se rió de Zaratustra y dijo:
¡Entonces cuida de que acepten tus tesoros!
Ellos desconfían de los eremitas
y no creen que vayamos para hacer regalos.
Nuestros pasos les suenan demasiado solitarios por sus callejas.
Y cuando por las noches, estando en sus camas, oyen caminar a un hombre mucho antes de que el sol salga,
se preguntan: ¿adónde irá el ladrón?.
¡No vayas a los hombres y quédate en el bosque!
¡Es mejor que vayas incluso a los animales!
¿Por qué no quieres ser tú, como yo,
- un oso entre los osos, un pájaro entre los pájaros?
«¿Y qué hace el santo en el bosque?», preguntó Zaratustra.
El santo respondió:
Hago canciones y las canto; y, al hacerlas, río, lloro y gruño:
así alabo a Dios.
Cantando, llorando, riendo y gruñendo alabo al Dios que es mi Dios.
Mas ¿qué regalo es el que tú nos traes?
Cuando Zaratustra hubo oído estas palabras saludó al santo y dijo:
«¡Qué podría yo daros a vosotros!
¡Pero déjame irme aprisa, para que no os quite nada!»
-Y así se separaron, el anciano y el hombre,
riendo como ríen dos muchachos.
Mas cuando Zaratustra estuvo solo, habló así a su corazón:
«¡Será posible! ¡Este viejo santo en su bosque
no ha oído todavía nada de que Dios ha muerto!» –



"Chaltén" ("montaña que fuma", en lengua tehuelche)

imagenesdeargentina.nirudia.com/3975