jueves, 14 de abril de 2011

Esperando a Godot


`El simio que llevamos dentro anhela tener algo que lo guíe, necesita creer que existen entidades superiores que puedan mágicamente resolver sus problemas. Como los niños siempre estamos esperando que otro venga y se haga cargo´
Carlos Castaneda







Por Andrea Hoyos
La Espera
Dos vagabundos, Vladimir y Estragon, esperando a Godot (al pie de un árbol), que como cualquiera que espera, sienten tedio, aburrimiento y expresan de todas las formas posibles la carencia de significado de la vida moderna. Esta tragicomedia, que se lanza por lo absurdo, nos presenta los problemas inherentes al existencialismo humano con un humor muy negro
En principio pensé que Godot era un simbolismo de Dios, pero si Beckett hubiese querido decir que era a Dios a quien esperaban, lo hubiese nombrado como tal. El termino Godot no vendría de la palabra God, sino de un derivado de godillot, que en francés significa bota. Haciendo esto, más absurda aun dicha espera. Sea Dios o no a quien los amigos esperaban, era un aguarde sin llegada, una tonta e ingenua espera por alguien que nunca vendrá y que los tendrá en la agonía del aburrimiento, buscando entretenerse para matar el tiempo hasta que llegara el día del encuentro anhelado. (que deja de ser importante por el encuentro como tal o por Godot como tal, sino que empieza a convertirse en una necesidad para encontrar sentido a la vida, una suerte de paradigma, algo que sin entender, simplemente se hace)
De nuevo el implacable tiempo, un tema atrayente tratado en distintas teatralidades. ¿Qué tan absurdo puede ser el hombre frente al tiempo? ¿Qué tan falta de significado puede llegar a ser nuestra existencia en la espera de algo? ¿Qué nos libera del azotador tedio y del abrumador aburrimiento del que somos fácil presas a diario?, son algunas preguntas que esta obra me obliga a plantear.
Cuantos hemos estado en la espera de un mañana, que solo por ser mañana anhelamos mejor, solo por ser diferente a hoy, deshaciéndonos de la responsabilidad de ocuparnos de este día.
Dormir nos ayuda a esperar, mata el tiempo igual que la ceguera hace perder su noción.
Al parecer Beckett plantea la salida del insensato por dormir antes que esperar. La falta de memoria y el ignorar un ayer igual, del cual si no cambiamos hoy, no nos podremos librar mañana. Una espera por un mañana mejor, haciendo lo mismo de todos los días, conociendo a la misma gente de nuevo, y no para, sin descansar la vida, sigue siendo así de absurda para el que ha despertado y ve a todos durmiendo. Un mundo donde debes irte a tiempo, porque si duermes por mucho, cuando al fin te vas, te has quedado.


“-Vladimiro: Entonces, nos vamos?
-Estragon: Vamonos
No se mueven (telón)”


La tiranía
Siendo esta obra (1953) posterior a la segunda guerra mundial, este tema es de esperar que se trate. Pozzo, un hombre cruel pero con alta cultura, con capacidad de lujos materiales es un representante de la tiranía y de la manipulación, quien aprovechándose de la espera, el tedio y el aburrimiento de los vagabundos, los utiliza para su propia compañía, para satisfacer su propio aburrimiento, ya que su bufón, Lucky (afortunado) ya no le sirve como en épocas pasadas. A su vez, Lucky, ya ni piensa cuando no se lo ordenan, es no solo un esclavo, sino todos nosotros dormidos en un sistema tirano, despojados del hacer a voluntad propia, desterrados de razón, de sensatez y dignidad.
Una fuerte critica, con humor beckettiano, camuflando en risas la pena de sentirnos igual de absurdos en la espera, donde todos estamos solos, donde tendemos a la muerte, al vacío, que el sinsentido nos atropella y que ni la muerte podemos consumar, porque todo debe repetirse, porque hasta absurdos se nos ve queriendo matarnos, porque siempre por huir nos terminamos quedando. Faltos de comunicación, ahogados en silencio.
El afortunado es quien duerme, pues no se da ni cuenta, no se siente victima porque no conoce su ignorancia, pero lo es de ella. Así de duro es Beckett, así de real, no es su obra que habla de estos temas, sino la vida que esta parodiada en su obra, siendo el tedio mismo, la espera misma, el absurdo mismo.


Las cosas inevitablemente se seguirán repitiendo, eso es absurdo suficiente. Esperamos cambios, no los hacemos. Queremos mañana, no vamos a el. Estas reflexiones profundas, son a las que el buen teatro debe apuntar. Beckett no entretiene, aunque parecería que lo hace, su obra no es algo contrario al aburrimiento, sino que es un espejo torcido de el, para poder despojarnos de el, al verlo en otros.Siendo el teatro, la muestra más clara de que los ciegos necesitan ver el drama propio como ajeno para despertar del suyo.


La falta de utilidad
Las cosas inútiles, las esperas inútiles, la soga para ahorcarse inútil, la ingenuidad inútil, el dinero inútil, la ignorancia inútil, la huida inútil, el mañana inútil, la memoria inútil. La vida….inútil?
Todo nos lleva a la nada, a la funcionalidad de nada, todo existe por nada, y nuestra existencia es un absurdo, este nihilismo es puesto perfectamente en escena por Beckett.
Por medio de un lenguaje supeditado, gestos que rompen el habla. La imposibilidad de escapar del silencio. En un texto repleto de acotaciones (un paréntesis que llena casi una página, solo de acotaciones gestuales) indica que el autor da la importancia a los gestos, al movimiento, a las partituras que se requiere para expresarla falta de palabra correcta, de idea terminada, de coherencia. Es una alusión a lo inacabado, lo indefinido, lo no terminado, lo inconcluso, como el teatro.
http://andreahoyosl.blogspot.com/2007/06/esperando-godot-samuel-beckett-lectura.html