martes, 21 de junio de 2011

GLISSANDO...


Un tango…
de negro escotado
en lápiz labial cereza
y  tacones altos de mujer,
musita en mi cuello
las ternuras del amor
a ritmo de un cómplice bandoneón.
El giro de las estrellas
se pega en la ventana,
y entre los destellos
de las copas
se escapan en tropel:
el ansia de los besos,
la sed infinita de la piel.

Se levanta
la noche de tu vestido,
y desde tu cuello
hasta tus divinos pies
cabalga el fino hilo del vino,
mientras detrás,
glissando va
la llama en lengua viva
de mi deseo,
incendiando tus gritos,
abriendo tus enigmas
que anudan lentamente
todo lo que reclamas
como tuyo:
La totalidad de mi Ser.

Aristos Veyrud