jueves, 24 de marzo de 2011

SER Y PLACER II

ESFINteres y ESFINges
I
“Lo consultaré con la almohada”…
“La mente consciente es como la punta de un iceberg flotando en un mar de irracionalidad, caldo de cultivo de nuestros trastornos mentales y nutriente de nuestras más gozosas pulsiones.” S. Freud


Edipo y el enigma
Jorge Luis Borges


Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día
y con tres pies errando por en vano
ámbito de la tarde, así veía
la eterna esfinge a su inconstante hermano,


el hombre, y con la tarde un hombre vino
que descifró aterrado en el espejo
de la monstruosa imagen, el reflejo
de su declinación y su destino.


Somos Edipo y de un eterno modo
la larga y triple bestia somos, todo
lo que seremos y lo que hemos sido.


Nos aniquilaría ver la ingente
forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara sucesión y olvido.


Un bebé tiene mucha más capacidad para llegar a ser un nadador que una persona adulta que ha adaptado su cuerpo y mente a tareas únicamente “terrenas”.
A un adulto le cuesta más aprender a escribir y a leer o aprender otro idioma que a un niño.
Igualmente los seres humanos perdemos muy temprano la capacidad de nadar y navegar en ese “mar de irracionalidad” que menciona Freud, pues las estructuras de las actividades abstractas de lo humano están adaptadas y sistematizadas a dispositivos mentales construidos desde hace más de dos mil años que temen y evitan salirse de esas normas universales pre establecidas para regular este universo de lo únicamente lógicomental.
Una de las denuncias cardinales de F. Nietzsche con relación al pensamiento occidental es su forma de dividir al mundo en un mundo ideal y en un mundo material, en un mundo terrenal y en un mundo espiritual, y cómo ese mundo ideal termina por imponerse esclavizando el cuerpo y reduciendo “…la ingente/forma de nuestro SER;/” en lo que Dios piadosamente nos depara en sucesión y olvido.

La sabiduría o forma de validación del ser en la antigua Grecia antes del platonismo era diferente luego de que este sistema fuera adoptado, y mucho más diferente un tiempo después cuando se fusiona con el judeo cristianismo(*) como pensamiento “universal”.
Bajo esta aparentemente inocente y útil fórmula se esconde la claudicación del ser humano como manifestación vital y de salud plenas:
La resta máxima a las cuotas del legítimo placer y al florecimiento genuino del existir.

El platonismo evolucionando hacia el idealismo en sus formas más complejas y sofisticadas implementa en definitiva la castración y la ablación de la vida en su manifestación humana.

En esta dicotomía ideal debemos sacrificar nuestras máximas cuotas de placer en aras de la angustia, la ansiedad, el miedo, la culpa, el dolor, la indolencia e indiferencia etc.
En aras de nuestra división entre cuerpo y espíritu.

Espíritu que contendrá y acaparará todos los mecanismos de nuestra voluntad y falsificará en su entramado de valoración toda afirmación sana de la existencia.

II

Edipo en un viaje totalmente inconsciente, mata a su padre y se casa con su madre no sin antes haber vencido y destruido la gran ESFINge, no sin antes haber pasado por este puesto de control. Al final cuando cae en la cuenta de todo presa de la culpa se arranca los ojos para autocastigarse.
En la edición anterior cité una interesante reflexión acerca del manejo y programación cultural de los ESFINteres.
Y es que así como biológicamente para poder vivir, la fisiología dispone de estos mecanismos para regular los procesos de asimilación y desecho, también el cuerpo posee mecanismos psíquicos semejantes para regular la asimilación y desecho de la información.
Mecanismos que al igual que los esfínteres pueden ser manipulados y programados de acuerdo a un interés cultural o social donde la escala de valores se puede corresponder a una forma particular de poder.
Mucho se ha hablado y estudiado acerca de este mito como PROHIBICION del incesto a tal punto que varios sociólogos y antropólogos ubican este hecho como hito para marcar el salto evolutivo entre lo animal y lo humano o como punto referencial para el nacimiento de la cultura.


También se menciona como punto de evolución biológica ya que las uniones para la reproducción de las especies no consanguíneas dotan a los nuevos seres biológicos de más y mejores herramientas de defensa tanto físicas como sociales.
Por ejemplo un ser humano nacido de dos ambientes culturales y de grupos humanos distintos tendrá la ventaja de heredar un sistema inmunológico mucho más rico con más variables de defensa, además de estrategias culturales. Teorías y mitos, para este caso, que funciona psíquicamente de igual manera que un esfínter, hay muchas.

III
Además había dicho que como unidades de vida al tiempo somos una especie de recipientes de placer.
Y que una de las maneras de despertar era darnos cuenta de este potencial como humanos.
Para terminar esta meditación-reflexión haré mención a una característica intrínseca que todo concepto, idea o principio mental basado en ellos debe tener: la seguridad o promesa de bienestar.
Y quiero llamar la atención sobre una relación que siempre ha existido entre el nacimiento de las ideas ya sea para bien o para mal que han sido decisivas en la historia de la humanidad o personal: la almohada y el trono, donde hay dos refranes que se le corresponden “…lo consultaré con la almohada” y “…por más alto que sea el trono siempre es el culo el que se sienta en él”. 

Me salto ese otro gran artilugio desde donde griegos y romanos hicieron surgir grandes avances para la civilización y otras actividades dignas de toda envidia (además de grandes desgracias conocidas para la historia que hoy todavía se lamentan): el triclinium. 

La almohada y el trono dos adminículos que proporcionan comodidad. 
Comodidad que ha de ser transmitida a lo decisivo de cualquier determinación en el curso de la vida de una nación o de una persona.